Enseñanza de primavera, Arya Kshema: Elogios autobiográficos de Mikyo Dorje – Día 10

9 de abril de 2022

El karmapa siguió su plática con la segunda parte del pasaje sobre la meditación de la bodhichitta relativa, de acuerdo con el comentario de Sangye Paldrup: Tomar la adversidad como el camino en la post-meditación.  Esta sección tiene a su vez 10 subtemas y en la enseñanza de hoy empezó con el octavo: Tomar las cosas que van bien o mal como el camino. 

 

Los seres bravíos son infinitos,

si prosperan, prosperan 

ignorando los medios para la liberación,

si sucumben, sucumben 

ignorando los medios para la liberación.

Me fue insoportable pensar en su ignorante modo de actuar.

Pienso en esta como una de mis acciones virtuosas. (18)

 

Durante la vida de Mikyö Dorje, explicó el Karmapa, la mayoría de la gente era analfabeta, no habían sido entrenados en cómo pensar. Sus flujos mentales no estaban adiestrados y eran muy rudos y a menudo incorregibles, por lo que era difícil que cambiaran. Entre ellos se encontraban algunas personas que “defendieron, protegieron y difundieron las enseñanzas”, personas en las que otros depositaron sus esperanzas, algunas de las cuales “recibieron nombres elevados”. Cuando las cosas iban bien para ellos o paara el grupo, ellos tenían todo lo que necesitaban y no les preocupaba que hubiera algunos monjes en los monasterios. Su trabajo en los monasterios los mantenía ocupados día y noche y lo hacían con distracción. En consecuencia, sus caracteres se volvieron inflexibles y rígidos, por lo que les resultaba extremadamente difícil que mezclaran sus corrientes mentales con el Dharma.

Cuando algo salía mal para ellos o sus grupos, hacían todo lo que podían para restaurar lo que habían perdido. Estaban tan distraídos por sus pensamientos y ocupaciones que no tenían tiempo de pensar en los medios para lograr la iluminación y la omnisciencia, ni tampoco había muchas personas que supieran cuál era el sendero a la liberación. Cuando tenían tiempo libre, se relajaban y disfrutaban los placeres de la comida, la bebida, el dormir y holgazanear; muy pocos pensaban en practicar el Dharma.

Cuando la gente venía a ver a Mikyö Dorje, él siempre les hacía preguntas detalladas sobre qué tan viejos eran y qué era lo que habían estado haciendo. Cuando escuchaba lo que ellos habían estado haciendo, se preocupaba mucho por que habían estado desperdiciando sus vidas. Era muy directo con ellos y les hablaba con palabras muy precisas para mostrar su punto. El karmapa dio un ejemplo. Mikyö Dorje les hubiera preguntado: “¿Puedes oler el aroma de podredumbre en tu nariz y tu boca?” Sus estudiantes sorprendidos le hubieran contestado que no. Entonces, Mikyö Dorje les diría: “¡Es realmente asombroso! Todo dentro de ti está podrido y tú ni siquiera puedes olerlo! Es muy extraño.” Él realmente les había señalado claramente que ellos habían desperdiciado las facilidades de su vida humana.

Muchas personas venían a pedirle enseñanzas de Dharma. Él los amonestaría:

Años, meses y días han pasado.

Te estás acercando cada vez más a la muerte. 

De la misma manera, este cuerpo, compuesto de los cuatro elementos está cambiando.

Lo utilizaste para ser joven, pero ahora te estás haciendo viejo y jorobado. 

Tus amigos más cercanos no han sido de mucha ayuda, otros te han engañado y hasta ahora, solo te has enfocado en esta vida.

No has pensado en tus vidas futuras.

Has caído bajo el control de estos amigos negativos que no te llevarán al camino de la virtud.

Te has distraído y has sido engañado por las necesidades temporales.

Aunque sólo tengas un poco de riqueza, te apegas mucho a ella, y esto te impide trabajar en beneficio de los demás. 

Incluso cuando estás practicando el Dharma, eres incapaz de mantenerte en pie; es como si hubieras perdido todo el control ante los maras.

Era como si estas personas estuvieran atrapadas en arenas movedizas; su práctica del Dharma era cuestionable y estaban bajo el control de sus patrocinadores, comentó el Karmapa. Quizá habían acumulado algo de mérito previamente, pero ahora lo estaban perdiendo, y aunque se autodenominaban “practicantes de Dharma” o “renunciantes” esto de hecho, no era verdad.

Hay tres aspectos principales para las 18 acciones positivas:

1)  La comprensión y la forma de pensar necesarias para la práctica

2) El verdadero significado de practicar el Dharma

3) Las mejores oportunidades para practicar surgen cuando las cosas están bien o cuando están mal

 

I La comprensión y la forma de pensar necesarias para la práctica

Muchas personas siguen pensando que practicar significa recitar plegarias, ofrecer puyas, recitar mantras, hacer liberaciones de vida y así. Más aún, la gente a menudo cree que la práctica solo sucede en la gompa o sentados enfrente de un altar. Desde luego, aclaró el Karmapa, recitar plegarias, hacer puyas, etcétera, son parte de la práctica de Dharma, pero si piensas que esta es la suma de la práctica del Dharma, hay un malentendido. Practicar el Dharma va mucho más profundo y no debe confundirse con las apariencias externas de la práctica. Mientras estás recitando plegarias, tu mente puede estar en cualquier otro lugar y puedes estar pensando o generando una miríada de pensamientos. Practicar el Dharma de manera verdadera es mucho más profundo que esto.

Algunas personas piensan que la práctica del Dharma es una actividad de alto nivel y la abordan como si fuera un trabajo, exigiéndose aplicación y meticulosidad. Otros creen que el Dharma es aburrido y tienen poco interés en ella. Algunos ven la práctica de Dharma como una actividad muy complicada o difícil que puede ser tanto desafiante como aburrida, como tener que leer un viejo documento histórico, de modo que les es muy difícil desarrollar entusiasmo. De manera alternativa, piensan que es como estudiar matemáticas, lo que puede ser muy demandante, pues tendrán que esforzarse y pensar mucho, meditar y enfocarse en visualizaciones muy complicadas. Todos estos malentendidos hacen que mucha gente deje de practicar el Dharma.

También hay personas que dicen que quieren practicar el Dharma pero necesitan las condiciones perfectas para poder practicar. Necesitan sentirse cómodos, no debe hacer mucho calor – como el que a veces hay en la India – ni mucho frío. Sin embargo, antes de que inicien, hay muchas cosas que tienen que hacer. Necesitan revisar todos sus mensajes de WhatsApp o de WeChat y contar el número de “Me gusta” en Facebook y responder los comentarios. Luego deben comer algo, porque sus estómagos tienen que estar satisfechos. Básicamente, después de que hacen todo lo que necesitan hacer cuando tienen un poco de tiempo libre, solo entonces se sientan en su cojín de meditación y tratan de hacer práctica de Dharma corta. Parece como si llevaran una vida muy ocupada, cuando, en realidad, no están haciendo algo de mucho de valor, sin embargo, nunca tienen tiempo para practicar el Dharma.

Hay muchos errores en ver la práctica del Dharma de esta manera, advirtió el Karmapa, e ilustró este punto con dos historias.

Durante la posterior difusión de las enseñanzas en el Tíbet, Jowo Atisha fue quien desempeñó grandes actividades en beneficio del buddhadharma y uno de las personas más influyentes, tuvo muchos estudiantes, pero en uno en particular fue conocido como Naljorpa Chenpo (El Gran Yogui), un monje completamente ordenado que fue asistente de Atisha.

Poco antes de que Atisha falleciera, Naljorpa Chenpo le dijo: “Después de que tú fallezcas voy a practicar el Dharma de la misma manera en la que tu me enseñaste. Voy a dedicar el resto de mi vida a la meditación.” 

Generalmente, si uno le dice a un Lama que uno pasará el resto de su vida en meditación, uno esperaría que el lama estuviera feliz y que aprobara esto, pero Atisha no lo felicitó. En vez de esto, Atisha le preguntó: “¿Tu meditación puede volverse Dharma?”

Naljorpa Chenpo reflexionó en esto: “Si la meditación no puede volverse Dharma, entonces quizá debería enseñarles a los demás el Dharma. ¿Qué te parece?”

Atisha le contestó: “Está bien enseñar el Dharma, pero ¿enseñar el Dharma realmente se volvería Dharma? Confundido Naljorpa Chenpo le preguntó: ¿Entonces qué es lo mejor que podría hacer? ¿Qué podría hacer que pudiera volverse Dharma?

Atisha le dijo: “Todo lo que debes hacer es seguir a Geshe Tönpa como tu maestro.”

Esa fue una orden extraordinaria porque Geshe Tönpa era una persona laica y uno de los sostenedores de los votos laicos, mientras que Naljorpa Chenpo y muchos otros de sus estudiantes eran bhikshus.

Athisha le dio un segundo consejo: “Debes renunciar a esta vida.” Este es el meollo para determinar si lo que haces es la práctica del Dharma o no: “Si no has renunciado a esta vida, nada de lo que hagas se volverá Dharma. Si renuncias a esta vida, lo que sea que hagas será Dharma.”

La segunda historia tiene que ver con Dromtӧnpa.

Después de que Atisha falleció, Dromtӧnpa fue al valle de Reting Tsangpo al norte de Lhasa, donde fundó el monasterio Reting que se volvería el asiento para la tradición Kadampa.

Cierto monje vino a quedarse a Reting. Cada día este monje hacía circunvalaciones más y más largas afuera del monasterio. Un día mientras estaba circunvalando, Dromtӧnpa se encontró con él.

“Es muy bueno que estés haciendo circunvalaciones,” le dijo Dromtӧnpa, “¿pero no sería mejor si de hecho practicaras el Dharma?” Esto parecía algo muy extraño, porque muchas personas ven el hacer circunvalaciones alrededor de los lugares sagrados como una práctica de Dharma.

El monje entonces ponderó el comentario de Dromtӧnpa y decidió que hacer postraciones debería ser mejor y más benéfico que las circunvalaciones. Entonces, encontró un lugar dentro del monasterio y empezó a hacer postraciones todo el día.  “Como cuando hacemos para completar las 100.000 postraciones en el Ngöndrö,” dijo el Karmapa. Luego un día, Dromtӧnpa fue a verlo mientras el monje hacía postraciones. “Es muy bueno que estés haciendo postraciones, ¿pero no sería mejor si de hecho practicaras el Dharma?”

El monje estaba muy confundido. Si hacer postraciones no era practicar el Dharma, ¿qué debería de hacer para practicar el Dharma? Decidió que quizá sería ser mejor estudiar los grandes textos sagrados, entonces fue a la biblioteca del monasterio y empezó a leer el Kangyur y el Tengyur. Luego un día, Dromtӧnpa se le acercó al monje que estaba sentado leyendo. “Es muy bueno que estés leyendo textos sagrados, ¿pero no sería mejor si de hecho practicaras el Dharma?”

Para este momento, el monje estaba completamente confundido. Las circunvalaciones no eran practicar el Dharma, las postraciones tampoco eran practicar el Dharma, leer grandes textos sagrados tampoco era practicar el Dharma. Entonces decidió que la mejor manera de practicar el Dharma debería de ser meditando, de modo que empezó a meditar esperando que Dromtӧnpa aprobara su practica del Dharma.

Y finalmente, un día Dromtӧnpa, pasó mientras el monje estaba meditando. “Es muy bueno que estés meditando, ¿pero no sería mejor que de hecho practicarás el Dharma?”

Para este punto el monje ya no tenía idea de qué es lo que se supone que él tenía que hacer. Había hecho todo lo que él consideraba una práctica de darma, sin embargo, Dromtӧnpa le había dicho categóricamente que él no estaba practicando el Dharma. El monje entonces le rogó a Dromtӧnpa: “Por favor, dime ¿qué práctica de Dharma debería hacer?” Y él le dijo: “Necesitas sacar esta vida de tu mente. Sacar esta vida de tu mente. Sacar esta vida de tu mente.” Lo repitió tres veces.

Las formas externas, no son la práctica de Sharma. Lo importante es tu estado mental. Si tu manera de pensar es correcta, sin importar lo que hagas, todo se volverá la práctica del Dharma. Si tu estado mental es incorrecto, aunque estuvieras haciendo cosas que aparentemente fueran dharma, no serían dharma. La pregunta es si tú práctica es transformadora, si puede transformar tu mente, si puede beneficiar a tu mente o no. Juzgar por las apariencias externas puede generar confusión. Alguien recitando manis con una aparente devoción, podría estar deseando dañar a los demás en su mente.

Un error significativo que surge de la visión incorrecta de la práctica de Dharma, es que minimaliza la práctica del Dharma. Cuando te está yendo bien en tu vida, cuando estás disfrutando, no tienes mucho deseos de practicar. Y viceversa, cuando las cosas están muy mal, o tienes un sufrimiento muy grande, ya sea físico o mental, o una gran pena, no quieres practicar el Dharma y quizás estás buscando formas externas para aliviar tu dolor tal como las drogas y el alcohol. Es difícil recordar practicar el Dharma o incluso tener la energía para practicar el Dharma en estas situaciones.

A veces las personas están en una situación desesperada, y es cuando no hay nada que hacer que recuerdan que pueden hacer plegarias a los buddhas y a los bodhisattvas. Como dice el dicho chino: “Cuando no hay nada que hacer entonces aférrate a los pies del Buddha.”

Normalmente, estás personas no se acuerdan de los buddhas, pero ahora recitan mantras, hacen plegarias, y esperan que los buddhas les concedan su poder y bendiciones para remover sus dificultades. Cuando sus espaldas están contra la pared, acudirán a cualquier cosa – adivinaciones, astrología, o cosas así. Buscan en el internet o en libros algo que les pueda ser de ayuda, y leen las palabras del Buddha, buscando confort en sus palabras. Como si usaran las palabras de Buddha como “Sopa de pollo para el alma”: algo que les dará alivio en tiempos de sufrimiento.

Luego, un día, la vida se vuelve más fácil y estas personas ya no tienen tanto sufrimiento. Ahora tienen poco tiempo y pueden practicar el Dharma pero es incierto que lo harán. Si deciden empezar a practicar el Dharma, a menudo encontrarán excusas para retrasarlo: “Es mejor empezar en un día que sea auspicioso astrologicamente.” O, “hoy realmente estoy muy cansado, descansaré un poco, puedo empezar mañana.” Ellos encuentran excusas para posponerlo y al final nunca practican.

Hay un antiguo y muy famoso poema chino que dice:

 

Hay un mañana después de mañana 

Nunca hay un fin para los mañanas

Si tú dices mañana y esperas

Todas tus acciones fallarán

 Sí pospones las cosas para mañana, nunca lograrás nada.

 

II El verdadero significado de practicar el Dharma

Habiendo explorado qué no es la práctica genuina del Dharma, el Karmapa habló de cómo debería ser realmente la práctica del Dharma.

Lo primero que hay que entender es que la práctica del Dharma no es un cura para sentirte mejor, explicó. Los buddhas y bodhisattvas no son como los primeros paramédicos que te tratan durante una emergencia médica. Practicar el Dharma tampoco significa realizar rituales y seguir tradiciones. Tampoco es un deber al que estas obligado hacer sin ninguna opción. Tampoco es como los viajeros en el viejo Tíbet quienes felizmente cantarían en canciones folklóricas a lo largo del camino y no sería sino hasta que llegaran a una ruta peligrosa que ellos inmediatamente empezarían a hacer plegarias pidiendo protección a Guru Rinpoche.

Si verdaderamente y realmente quieres practicar el Dharma, primero tienes que entender lo que realmente significa practicar el Dharma y cuál es la manera de practicar el Dharma.

Su Santidad dijo que él ya había hablado de esto de manera muy amplia previamente por lo que no había necesidad de abundar más.

El punto principal que necesitas saber es que si practicas el Dharma no es algo que uno hace en una gompa o sentado en tu cojín de meditación. No es así cómo deberías pensar. Practicar significa entender que algo tiene que hacerse todo el tiempo, día y noche, las 24 horas. Debe de ser algo que es capaz de cambiar y mejorar tu mente. Eso es a lo que nos referimos con practicar.

El primer paso es identificar las razones que necesitamos para ir por refugio y volvernos practicantes del dharma. A lo largo de los Himalayas muchas personas crecen en la cultura budista, por lo tanto nunca se hacen estas preguntas; simplemente siguen la tradición familiar, pero necesitamos considerar la razón por la que nosotros lo hacemos. A pesar de que todos tienen sus propias razones particulares por las cuales entraron o necesitan entrar a la puerta del Dharma y ahí tomar refugio, todos deberíamos compartir un objetivo primario – tomar al Señor Shakyamuni Buddha como un ejemplo y tener la intención, ¡Qué algún día yo pueda volverme a alguien como él que ha realizado su verdadera naturaleza!” Esa debería ser la esperanza más grande de todos nosotros, y para poder a completar este objetivo, necesitamos ser mejores personas de la que éramos antes, y luego gradualmente, volvernos buenos practicantes de dharma, para después volvernos bodhisattvas y finalmente un Buddha.

El verdadero Dharma es el método por el cual uno puede volverse alguien que pueda ayudarse a sí mismo y a los demás. Por eso necesitamos estudiar el dharma verdadero y llevarlo a la práctica. Si hacemos esto de manera natural nos volveremos mejores personas y no seremos tan tontos. Sabremos cómo pensar y utilizar nuestra inteligencia. ¿Por qué? Porque el Bhagavan Buddha poseyó el prajna logró la verdadera naturaleza y él enseñó el verdadero dharma sobre esa base. Debido a que él tuvo la experiencia, fue capaz de enseñar el dharma verdadero. Si somos capaces de estudiar el dharma y llevarlo a la práctica correcta y de manera asidua, entonces definitivamente lograremos un buen resultado, sin ninguna duda. Estaremos más felices y satisfecho.

El punto principal, sin embargo, es que todo depende de nuestra mente. Tenemos que controlar nuestra mente, tenemos que tomar la posesión de nuestra mente, tomar el control. No tiene sentido limitarse a las apariencias externas de la práctica de dharma, la práctica de dharma no debe de ser rígida e inflexible; debe ser flexible y abierta al cambio según el tiempo y la situación. De manera similar, debe de conectarse con nuestra vida diaria y con la naturaleza del mundo en el cual vivimos. El dharma puede traernos beneficios infinitos, como si un cofre de tesoro que nunca se vacía sin importar cuántas joyas hayas tomado.

III Las mejores oportunidades para practicar surgen cuando las cosas están bien o cuando están mal

Sin importar quiénes seamos, la vida a veces va bien y a veces mal. Está cambiando constantemente, Dentro de un mismo día nos podemos sentir deprimidos por la mañana, pero en la tarde estemos felices.

En momentos en los que alguien se gana la lotería o lo promueven a una posición más poderosa, la gente se vuelve arrogante, como dice el dicho tibetano: “El cielo está es su bufanda y las nubes son su diadema.” Se vuelven muy orgullosos y miran para abajo a todos, o bien, su avaricia aumenta, o bien, pierden cualquier cuidado y autocontrol. Muchos problemas pueden derivarse de ello. Abraham Lincoln una vez dijo: “Si quieres probar el carácter de una persona, dale poder.” Cuando el poder de una persona incrementa, su verdadero carácter es revelado y sus faltas empezarán a mostrarse.

Pero desde la perspectiva de un practicante de dharma, se dice que cuando las cosas están yendo bien es una oportunidad excelente para practicar el dharma. A mayor riqueza externa y conexiones, tienes más oportunidades para ser generoso. También puedes ser generoso con el dharma, por ejemplo, durante su reinado en la India antigua, Ashoka utilizó su poder como gran emperador para diseminar las enseñanzas del dharma a lo largo de toda la India, con los países vecinos e incluso lo llevó más lejos, como a Grecia. Utilizó su posición, poder y fama, para ser muy generoso con el dharma. Nosotros no somos como Ashoka, pero podemos utilizar nuestro poder, riqueza e influencia en nuestros monasterios y comunidades para hacer planes y métodos para ayudar a las personas y generar beneficio.

Pensar en esto en términos de la mente, cuando ganamos estatus, riqueza y ahí así necesitamos voltear nuestra atención hacia adentro y examinarnos a nosotros mismos aún más de cerca de lo que lo hacíamos porque hay peligro que podamos desarrollar faltas nuevas. ¿Nos estamos volviendo más orgullosos, más arrogantes, más descuidados? ¿Queremos un estatus aún más alto o más poder? ¿Nuestra avaricia está incrementándose? En breve, los momentos en los que todo está yendo bien, te permiten o otorgan la mejor oportunidad para un mejor escurtinio de nosotros.

Aquí, “Vaya bien” no solamente significa que uno se vuelva más poderoso o rico. La gente ordinaria nunca tiene tanto poder ni riqueza; sin embargo, cuando nuestras vidas están yendo bien y nos sentimos felices y estamos disfrutando, no deberíamos ser negligentes en nuestra práctica de dharma a partir del descuido o la pereza.

Entonces, ¿cómo deberíamos practicar el dharma? Como consejo, Su Santidad nos dijo que es crítico que en esos momentos contemplemos la impermanencia. No deberíamos dejarnos engañar por nuestra felicidad y entusiasmo porque un día la situación cambiará y perderemos esa felicidad. Si no estamos mentalmente preparados para ese momento, será como si el cielo y la tierra se hubieran volteado y no sabremos qué hacer.

La pandemia del coronavirus es un buen ejemplo para esto. Debido a la pandemia, muchas personas del mundo occidental desarrollado, que estaban viviendo una vida muy cómoda se enfrentaron con dificultades que previamente habrían sido inconcebibles. ¿Qué tan difícil ha sido hacer que ellos usen un cubrebocas? En el mundo asiático, el hábito de usar cubrebocas ya estaba establecido realmente, pero para el mundo occidental algunas personas se enojaron mucho al respecto. No estábamos preparados mentalmente para la pandemia del coronavirus porque no habíamos tomado en cuenta la enseñanza del dharma de que todo es impermanente y sujeto a cambio.

El Karmapa aclaró que él no estaba diciendo que no deberíamos de tener felicidad o disfrutar, en vez de ello, es esencial mantener la presencia atenta y la conciencia con nosotros todo el tiempo. No debemos permitirnos pensar que estos tiempos de placer y felicidad seguirán de manera permanente y que no cambiarán; de lo contrario, si cambian repentinamente nos encontraremos con dificultades imprevistas para las que no estaríamos preparados y tendríamos un gran shock.

En sus comentarios finales el Karmapa brevemente mencionó que hubo otras dificultades o incidentes difíciles en la vida del Karmapa VIII que el esperaba cubrir. Uno de ellos era una parte poco conocida de la historia de Kamtsang. Se refería a la controversia sobre cuál de los dos candidatos era la verdadera reencarnación del principal tutor de Mikyӧ Dorje, el Cuarto Shamar Rinpoche, y cómo el Karmapa Mikyӧ Dorje pudo restituir a Kunchok Yenlak como el legítimo Quinto Shamar Rinpoche.