Enseñanza de primavera, Arya Kshema: Elogios autobiográficos de Mikyo Dorje – Día 11

12 de abril de 2022

Me gustaría ofreceros a todos mis saludos. Hoy es el undécimo día de enseñanzas del relato autobiográfico de Mikyö Dorje llamado «Acciones virtuosas». Hoy veremos la acción décimo novena. Estamos en la bodhichitta relativa que tiene dos partes:

1) La meditación de intercambiarse por los demás y

2) La post meditación de tomar la adversidad como el camino.

Tomar la adversidad como el camino tiene a su vez 10 subdivisiones, entre ellos, ya he explicado hasta el octavo. 

Hoy comenzaré a explicar el noveno: «Tomar la hostilidad como el camino», pero antes de entrar aquí quiero hablar un poco más del punto anterior, «Tomar las cosas vayan bien o mal como el camino». Ayer hablamos de tres subtemas, y mencionamos que cuando las cosas van bien o mal y sobre todo cuando van mal, ese es el mejor momento para practicar.

Ya hemos hablado de cómo integrar el Dharma cuando las cosas van bien. Pero cuando estamos en situaciones difíciles o cuando estamos sufriendo, esto presenta la mejor oportunidad para acumular mérito.

En realidad los peores momentos de nuestras vidas son las mejores oportunidades para reunir las acumulaciones de mérito. Por ejemplo, si uno va hacer una inversión en la bolsa, compra las acciones cuando están baratas, a bajo coste, y más adelante, el valor crecerá exponencialmente, es algo similar. 

Otro ejemplo, las monedas antiguas  de baja denominación , carecían de  valor pero hoy en dia, se venden como  antigüedades y son muy costosas. En el momento que estamos atravesando un terrible  sufrimiento físico y mental, ese es el momento preciso para que  nuestra practica mejore.

Vamos a dar un ejemplo: cuando estamos bien, meditamos en Chenrezig y recitamos el mantra de OM MANI PEME HUNG, pero cuando tenemos una pequeña enfermedad y recitamos el mantra MANI, es el mismo MANI, pero la recitación se vuelve más intensa por estar en un estado mental distinto al estado ordinario. Por ello, si podemos practicar incluso cuando experimentamos sufrimiento, esto será de gran beneficio, de gran ayuda. 

Otro ejemplo, a menudo nos ocurre que nos duele la cabeza, el estómago o sentimos malestar, en esos momentos no nos podemos concentrar bien, ni pensar de manera correcta, sentimos que no podemos recitar mantras ni oraciones, y entonces, ¿qué va a pasar en el momento de la muerte, si ahora con un pequeño dolor de cabeza o estomago perdemos el poder sobre nuestra mente? Nuestros sufrimientos actuales no son nada en comparación con el sufrimiento y el miedo del momento de la muerte. Si podemos practicar en medio de nuestras dificultades actuales, podremos practicar en el momento de la muerte. En resumen, todas nuestras dificultades actuales son un entrenamiento para el momento de la muerte. Si podemos practicar ahora, todo irá bien al momento de la muerte, esto nos ayudará a mejorar nuestra practica.

Cuando ocurran muchos acontecimiento en nuestra vida y parezcan que hayan huracanes y tornados, esto en realidad va a hacer que nuestra mente se vuelva mas amplia, más vasta, con mayor claridad.  Entonces, no importa cuánto sufrimiento o dificultades experimentamos, esto nos puede servir como un entrenamiento, como  aprendizaje. Hemos de tener esta perspectiva, pensar así nos permitirá mejorar y prepararnos para el momento de la muerte, nos hará una persona mejor y más sabia. 

Jamgon Kongtrul Lödrö Thaye en uno de sus escritos dice: «Los dos acontecimientos más importantes de nuestra vida -el nacimiento y la muerte- no se pueden negociar ni debatir, así que ¿qué sentido tiene deliberar sobre todas las demás cosas insignificantes que hay entre medias? Es totalmente inútil».

En realidad, la cantidad de dificultad que experimentamos en una situación en concreto depende del nivel de desarrollo de nuestra propia mente. Por ejemplo, para una hormiga un simple muro parece una montaña, pero para un perro es un pequeño obstáculo fácil de saltar.  

Nosotros, tal como el ejemplo, tenemos dos maneras de ver las dificultades, si observamos las piedras como la hormiga, aunque nuestros problemas sean ínfimos, caeremos en la desesperanza y pensaremos que nunca los podremos superar; pero si observamos  las piedras como el perro, no veremos obstáculos insuperables, sino que con determinación y esfuerzo superaremos la adversidad.

Asi que desde una perspectiva, las dificultades son oportunidades para hacer que nuestra mente sea más vasta y más fuerte, para mejorar. Otro ejemplo sería un cuchillo, mientras más lo usas, más afilado se vuelve. Pero si no lo utilizas, si lo dejas ahí en el cajón, puede que se corroa, que se oxide. De manera similar, los grandes seres del pasado no tenían un poder que nosotros no tengamos, no eran superpoderosos, no alcanzaron sus logros, sus siddhis, porque tuviesen un superpoder. Ellos simplemente no se rendían ante las dificultades, siempre se esforzaban, se volvían a levantar y obtenían la victoria sobre cualquier circunstancia adversa. De esta manera, la diferencia entre nosotros y los grandes seres radica en cómo reaccionamos ante las dificultades. Si no hay dificultades, no hay persistencia; si no hay enemigos, no hay victoria en la batalla. 

Para los grandes seres del pasado no existía la palabra «procrastinación» ni «depresión», ellos se lanzaban directamente a enfrentarse con cualquier dificultad o peligro que encontrarán, y por eso salían vencedores. Ellos pudieron convertir esas dificultades en victoria y así lograron sus resultados. Esto es lo que distingue a las personas comunes de los grandes seres. 

Otro ejemplo lo vemos en las encarnaciones del Karmapa, puede que algunas personas piensen que los Karmapas no experimentan desgracias, sufrimientos o dificultades, pero, en realidad, es todo lo contrario. Solo en el reino puro de Dewachen uno puede estar libre de sufrimiento y dificultades, no hay otro lugar donde uno pueda liberarse del sufrimiento y dificultades. Si uno tiene la intención de difundir el Dharma, uno se va a encontrar con innumerables obstáculos de maras, ataques y dificultades que llegaran como la lluvia.

Vemos esto en la vida Buda. El Dharma es muy precioso, muy extraño en este mundo, y cuando uno quiere difundir el Dharma, los obstáculos caen como lluvia. Estamos en una época de las cinco degeneraciones, y el Santo Dharma se presenta en un mundo donde hay mucho sufrimiento. Hay que enfrentarse a estos sufrimientos cuando uno quiere expandir el Dharma en el mundo. Es como ir a una batalla donde uno esta rodeado de miles de soldados enemigos sin lugar a donde huir, uno simplemente tiene que seguir adelante, superar el miedo y desvanecer a los enemigos para poder salir triunfantes. Por eso a los bodhisattvas se les llama héroes o pawo. Si no hubieran dificultades u obstáculos, pues estos héroes no tendrían necesidad de valor, los Bodhisattvas no tendrían por qué ser héroes. 

Cada uno de los Karmapas tuvieron diferentes dificultades, en el futuro, si surge la ocasión, quisiera hablar un poco al respecto. En cualquier caso, cuando leemos las historias de liberación de los Karmapas anteriores, ellos soportaron dificultades y perdidas. Ellos experimentaron continuamente sufrimiento para que nosotros sus seguidores tuviésemos luz, maravillas y tesoros de joyas como regalos. Ellos experimentaron todas las dificultades y sufrimientos, y nos dejaron a nosotros la luz y los tesoros de joyas.

Es como el refrán: «Cuanto mayor son tus habilidades mayor es tu responsabilidad, cuando mayor es la responsabilidad mayor es la presión». Las encarnaciones del Karmapa , saben cuanta responsabilidad tuvieron que soportar y cuanta fue la presión a la que estaban expuestos. Nosotros  no lo podemos comprender ni saber, pero podemos ver que ellos tenían una gran responsabilidad y que nunca se desanimaron, nunca intentaron evitar estas dificultades; ellos las aceptaron con gran coraje, como oportunidades para crecer. Usaron todas estas dificultades como condiciones para reunir las acumulaciones y dar beneficios a los demás. Es importante aprender de ellos y tenerlos como ejemplos. 

En resumen, el punto crucial que quiero expresar es que cuando las cosas no vayan bien, o cuando hayan problemas, no debemos quejarnos, ni pensar “¿por qué a mí? “. En una vida humana, la mayoría de las veces, las cosas no van a ir según nuestros deseos y van a haber condiciones adversas, porque la vida tiene la naturaleza del sufrimiento. Por lo tanto, si pensamos que todo va a salir como deseamos. Cuando hayan adversidades hemos de pensar:  “Oh está surgiendo una dificultad, si hay algún medio para disolverla lo utilizaré, pero si no, la enfrentaré, será una oportunidad para la práctica y para la acumulación de mérito”.

Cada dia nos van a ocurrir cosas que no deseamos y cada una de ellas es una oportunidad para que mejoremos, tenemos que  utilizarla, así realmente iremos mejorando y fortaleciéndonos. 

En resumen, en nuestra vida, el grado en que seamos capaces de enfrentarnos a nuestras dificultades y sufrimiento, y continuar avanzando, sin importar las perdidas, en esa misma medida nos haremos más fuertes y valientes. Si cuando surgen las dificultades, si las podemos convertir en condiciones favorables para el Dharma, nuestra práctica no se verá interrumpida, nunca seremos perezosos ni tendremos desánimo.

Tomar la hostilidad como el camino

Vamos a continuar ahora con «tomar la hostilidad como el camino», la acción virtuosa numero diecinueve .

Aunque no lo podía soportar, no desprecié

A los seres afligidos por ser ¡ maliciosos.

Comprender que los defectos y velos 

formaban parte de su carácter, lo hacía más intolerable

Pienso en esta como una de mis acciones virtuosas. (19)

 

Su Santidad aquí cita a Sakya Pandita que dice: 

Los seres excelsos reciben más daño 

de su séquito que de sus enemigos.

Aparte de los parásitos en su cuerpo, 

¿qué otra bestia podría comerse a un león? 

 

Esto nos muestra que quien más daño le hace a un gran maestro es su entorno, sus discípulos, las personas cercanas. 

Buddha Sakyamuni dijo algo parecido. Él dijo que la enseñanza de Budha no puede ser dañada por otras religiones o personas externas, pero que quienes traerán daño a la enseñanza de Buddha serán personas que supuestamente sostienen la enseñanza. Básicamente dio una profecía de cómo iba a declinar la enseñanza de Buddha, dijo que iba a ser por desacuerdos entre aquellos que dicen sostener la enseñanza, es decir por disputas internas. 

Mikyö Dorje cuidó con amor y compasión a muchísimas personas y seres, incluso a aquellas que no lo apreciaban. Y muchas de estas personas le correspondieron con daño. Sin embargo, él no sólo no respondía al daño con daño, sino que seguía cuidando de ellos con amor. Había más personas de las que se pueden contar. Cuidó mucho de algunas personas a través del Dharma y de la riqueza material, pero decían: «No hizo nada amable por nosotros», y escupían resentimiento y desagrado hacia él, sus asistentes y su séquito.

En particular no hace falta nombrar a la gente corriente, pero incluso personas llamadas geshes o eruditos a quienes Mikyö Dorje dio regalos materiales sin reservas y todo el Dharma que deseaban, después, como Mikyö Dorje no cumplía del todo sus expectativas, se dedicaban a difamarle y a maltratarle. Decían: «Yo soy alguien con cualidades y conocimientos, pero Karmapa no me ve como alguien importante, así que me iré para otro lado, ganaré renombre y le mostraré quien soy realmente». 

Muchas personas que fueron beneficiadas le correspondieron malamente. Lo común es que cuando uno hace el bieny es correspondido con negatividades, esto cause tristeza, pero Mikyö Dorje simplemente no se entristecía, ni ofendía. Su mente no flaqueaba, seguía pensando en ellos como antes, siempre muy relajado cuando los veía, mantenía conversaciones con ellos y los miraba con amabilidad, nunca fue hostil ni resentido, incluso seguía siendo generoso con ellos. Por actuar de esta manera, aquellos que tenían algo de merito y podían pensar un poco se daban cuenta de cómo era Mikyö Dorje realmente y se volvían receptivos al Dharma; pero aquellos que carecían de fortuna y méritos, no importaba lo que hiciese Mikyö  Dorje, no podían percibir sus cualidades.

En resumen, Mikyo Dorje respondia al daño con beneficio, estaba libre de prejuicio y no tenia nada de avaricia, utilizaba todos sus bienes para practicar la generosidad. No tenia apego hacia sus allegados ni hacia quienes le beneficiaban, ni aversión con aquellos que lo dañaban. 

Por ello muchos decían que Mikyö Dorje era fácilmente influenciable, que fácilmente cambiaba de opinión. Afirmaban que tenía una mente pequeña, de pensamiento limitado. Y no importaba lo que hiciese siempre pensaban que era muy extremista y le rechazaban. 

La razón por la que nunca se molestó con las malas formas de actuar de los demás fue probablemente que no tenía tantas esperanzas en los individuos comunes, no esperaba demasiado de ellos. Y es que con semejantes estudiantes a su alrededor, cuando le preguntaban que qué pensaba de las intenciones y el comportamiento de los demás, sino le causaban vergüenza. Él respondía: «No me siento avergonzado en absoluto. Son individuos ordinarios, por lo que no pueden ir más allá de esa naturaleza». En resumen, debido a que comprendía claramente cómo los seres sensibles salvajes son como numeroso el espacio es vasto, desde lo más profundo de su mente, era incapaz de pensar de forma crítica acerca de aquellos con escaso intelecto. En cualquier caso, hasta que no hayan abandonado el karma y las aflicciones, los seres no pueden tener otra cosa que esa naturaleza o carácter, dijo. 

En resumen, cuando ocurren estas situaciones hostiles, podemos pensar de varias maneras:

Si alguien nos causa daño de manera intencional, debemos pensar en términos de la causalidad kármica y pensar que tipos de resultados van a experimentar al devolver el beneficio con daño. Si  uno realmente tiene confianza en la causalidad kármica y comprende que la felicidad es fruto de la virtud y que el sufrimiento es el fruto de la no virtud, entonces, uno comprende que la otra persona va a experimentar un resultado negativo debido a sus acciones. Cuando se tiene confianza en la causalidad kármica, se comprende que no hay necesidad de enfadarse ni de tener resentimientos hacia quienes nos dañan, sino que son dignos de todavía mas compasión. Debemos de pensar que esa persona tiene grandes aflicciones y por eso actual de tal manera. Hemos de ver que esa persona no tiene libertad, que está bajo el poder de las aflicciones.

Desde otra perspectiva, cuando alguien nos hace daño, la mayoría de las personas se enojan y sufren por ese daño ocasionado. Su Santidad  enumera 4 tipo de daños que nos pueden causar 

1) Perder algo que deseamos

2) Que otra persona enumere nuestros defectos

3) Experimentar dolor físico o mental 

4) Que alguien nos desprecie o insulte

 Estos cuatro tipos de daño, en realidad, son lo mismo que los cuatro aspectos negativos de las ocho preocupaciones mundanas, los ocho dharmas mundanos, de los cuales cuatro solemos ver como favorables y cuatro como desfavorables. Entonces, todo lo que nos hace daño está reunido en esto cuatro dharmas desfavorables y la raíz de que los percibamos como dañinos recae en nuestro gran apego.

Al respecto, Su Santidad nos brinda una explicación cómo cambiar nuestra perspectiva e integrar estas circunstancias a la práctica.

Cuando alguien se lleva algo que deseamos o nos gusta mucho, sufrimos a nivel mental. Cuando perdemos, por ejemplo, una cartera con dinero debemos de verlo como la práctica de generosidad. Bien la hayamos perdido o nos lo hayan robado, podemos pensar: “Lo entrego, estoy practicando la generosidad”.

Eso es excelente, porque la generosidad es darle a otro algo que apreciamos, algo que realmente nos cuesta entregar. Cuando damos algo que no apreciamos, eso simplemente es deshacerse de las cosas. Puesto que la generosidad es el antídoto que disminuye nuestra avaricia.

Debemos de cambiar la perspectiva, no pensar que nos robaron, sino que he practicado la generosidad y desear que esto sea la causa de reunir la acumulación de mérito. 

Hay un dicho tibetano: «Como la piedra que mata dos pájaros, cumple dos grandes propósitos». 

En referencia al segundo punto, la crítica y el abandono, estas son especialmente dolorosa cuando viene de personas cercanas. Uno puede pensar que tiene muchos amigos, pero cuando llegan las circunstancias difíciles , son muy pocas las personas realmente van a estar ahí por nosotros. 

Por ejemplo, Devadatta difamó e incluso intentó matar al Buddha. El Buddha también tuvo que enfrentarse a muchos extremistas y personas que querían hundirle. Y los seres santos del pasado también han pasado por cosas similares. Pero ellos nunca respondían con daño sino que meditaban con amor hacia el adversario, pensaban que esas personas estaban bajo el poder del karma y las aflicciones, dignas de autentica compasión. 

De esta manera no debemos abatirnos, ni preocuparnos cuando alguien nos hace daño o nos traiciona, tenemos que desearle el bien.

Cuando pensamos en términos de ser un practicante del Dharma , no se trata de ayudar esperando beneficio a cambio. Cuando beneficiamos a una persona, no es seguro que esa persona nos vaya a beneficiar de vuelta. Puede que esto no ocurra, así que te decepcionaras. 

Por ejemplo, Sariputra era uno de los principales discípulos del Buddha. En los Sutra del mahayana se dice que en el pasado, en una de sus vidas, él dio nacimiento a la bodichitta, vio surgir esta resolución de llevar a todos los seres al estado del Buddha y practicó la conducta del bodhisattva, pero tuvo un gran obstáculo, vino un gran demonio, un mara, que le pidió una de sus manos, le dijo: «Regálame tu mano». Sariputra se corto la mano derecha y utilizó la mano izquierda para darle la mano que se había cortado. Entonces el demonio le dijo que era una falta de respeto que se la haya entregado con la mano izquierda. En la India la mano izquierda se considera impura, así que el mara se sintió ofendido y Sariputra se quedó pensando: “si no puedo beneficiar a un ser dándole mi mano, ¿cómo voy a hacer para beneficiar a todos los seres?”  Ahí abandono mentalmente a todos los seres y perdió la bodichitta.

Cuando realizamos el beneficio a los seres, no podemos esperar que nos lo devuelvan con beneficio, no debemos esperar nada a cambio. Debemos  hacer el bien sin expectativas .

Para practicar realmente el Dharma, la conducta de los bodhisattvas, hemos de tener amor y compasión hacia todos los seres de una manera igualitaria, ecuánime. Debemos beneficiar a quienes nos ayudan y también a quienes nos dañan. Debemos tratar con amor incluso a quienes nos traicionan, hacer todo lo que podamos para ayudar e intentar comprender por qué nos dañan 

Cuando ocurre algo que no deseamos, podemos ver si realmente hay amor en nosotros o no, si lo que hay es solo egoísmo o altruismo.

El maestro Kadampa Geshe Langri Thangpa, en los ocho versos del entrenamiento de la mente, dice cuando otros por celos o demás nos critican, hemos de tomar la perdida sobre uno mismo y darle la victoria a los demás. En ese momento tenemos que aceptar la derrota y darles la victoria. 

Cuando alguien nos critica a nivel verbal, nos insulta, lo que hemos de pensar es que esa persona nos está criticando por su envidia o su enfado, por sus grandes aflicciones entonces. En realidad, la manera en que esa persona esta percibiendo las cosas no es apropiada y no es correcta por eso es que nos hace daño. Por ejemplo, cuando alguien nos pega con un palo, no podemos echarle la culpa al palo, sino a la persona; de la misma manera no debemos culpar a la persona sino a las aflicciones que mueven a la persona . 

Cuando pensamos en detalle, vemos que quizás también tengamos cierta culpa en que nos critiquen y demás. Quizás tenemos un pequeño defecto la otra persona lo amplifique. Pero como puede que se trate de nuestro propio defecto, hemos de aprovechar la situación para examinarnos en detalle. Tal como se dice: «Tengo dos ojos para ver a otras personas, pero para verme a mí mismo me hace falta un espejo».

Nosotros no vemos nuestros propios defectos, pero tenemos los dos ojos bien abiertos para ver los defectos de los demás. Los seres santos hacen justamente lo opuesto. Ellos consideran que todos los defectos son propios y que todas las buenas cualidades son de los demás. Al respecto,  Geshe Langri Tangpa dijo que no importa cuanto textos estudiase, solo veía que enseñaban el mismo un punto crucial de que todos los defectos son propios y todas las cualidades son de los demás. 

También se dice que el adoptar y rechazar en relación a la virtud y la negatividad  viene de poder ver los propios defectos y ver las cualidades de los demás. 

Cuando alguien nos critica, ¿qué debemos de pensar? Hemos de pensar: “Generalmente, yo no veo mis propios defectos, pero ahora gracias a esta crítica, esta persona me esta ayudando a ver mis defectos. De esta manera puedo de ver mis defectos, es una gran oportunidad para mejorar, para mejorarme a mí mismo y esto ocurre gracias a la bondad de la otra persona”. 

Pero si nos acusan de algo y somos completamente inocentes, debemos de pensar que en esta vida quizás no hemos incurrido en ningún error, pero en una vida pasada seguro que sí, habremos hecho algo inapropiado y esto es el resultado de ese acto negativo del pasado. Hemos de comprender que es un karma negativo de vidas pasadas que esta madurando . 

Debemos ser modestos y examinarnos a nosotros mismos. Sería excelente que fuésemos capaces de corregirnos a nosotros mismos, así podríamos convertirnos en mejores personas, e integrar los insultos y críticas en la práctica.

Al respecto quiero mencionar una anécdota de la vida de Milarepa. Al final de su vida alguien enveneno a Milarepa. Existen distintas explicaciones, en general lo explicamos según la biografia de Tsangnyön Heruka y decimos que un Geshe Kadampa que le dio veneno a Milarepa, pero una biografía más antigua redactada por alguno de los ocho discípulos cercanos de Milarepa cuenta algo un poco distinto  también en la historia del III Karmapa Rangjung Dorje, quien vivió cuatro o cinco generaciones después en la misma región, se relata de manera distinta; según su biografía, quien envenenó a Milarepa fue un Bömpo de la región de Nganga, allí había un Bömpo llamado Tingtong Yamgpa, el hacia plegarias cuando la gente enfermaba, hacia adivinaciones para los enfermos y cosas así. Sin embargo, cuando  Milarepa residía en Nganga, gracias a sus bendiciones, esta región libró de enfermedades y epidemias. Esto enojó al bömpo puesto que se quedó sin medios de subsistencia, así que para cambiar la situación planeó envenenar a Milarepa. El le intentó ofrecer veneno en varias ocasiones, pero Milarepa siempre decía que no. Pero había una mujer preciosa, a quien este bömpo le ofreció una turquesa si envenenaba a Milarepa con yogurt. Esta mujer tenia una vida muy dura y quería la turquesa. Esta mujer, que al parecer tenía lepra, aceptó el trato, pero sin saber que el yogurt estaba envenenado. Cuando ella fue a ofrecérselo a Milarepa, este le dijo: «Para que tú obtengas la turquesa, yo me voy a comer esto». Después de comérselo dijo: «Siento compasión hacia ti. Yo soy un yogui que ha abandonado el apego al yo, así que no tengo ningún apego a este cuerpo, el daño infligido en el cuerpo no es daño para mí. Así que tranquila, esto no será un perjuicio ni una negatividad para ti, esta negatividad no madurará en ti. Pero tu no debes  probar este yogurt». Milarepa limpió bien la taza y se la devolvió.

Cuando Milarepa enfermó un poco y sus discípulos se preocuparon, este miro al cielo y cantó una canción. El punto principal de esta canción era que todas las enfermedades, demonios, negatividades y oscurecimientos son un ornamento para el yogui. Él no tenia ningún mal pensamiento hacia el bömpo ni hacia la mujer e hizo plegarias para ellos. 

Milarepa cantó esa canción, pero sus discípulos todavía no sabían que había sido envenenado, no eran conscientes de ello. 

Sin embargo, esa noche el bömpo fue castigado por las dakinis y falleció. Para purificar el acto negativo del bömpo, Milarepa cantó otra canción. 

Uno de sus discípulos le preguntó por qué hacía plegarias por ese bömpo, Milarepa le respondió que este bömpo mató a un lama en el pasado y por ello está en peligro de caer reinos inferiores. Cuando se dijo que mató a un lama, se refería a él. Entonces, el discípulo comprendió que habían envenenado a Milarepa y le preguntó: «Si sabías que era veneno, ¿por qué lo bebiste? Milarepa contestó: «Lo consumí haciendo plegarias de que esto lo liberase y es posible haya ocurrido así». 

Básicamente había llegado el momento de que Milarepa pasara al paranivarna, realmente no había ninguna diferencia si tomaba o no el veneno. Aquí queda en evidencia la grandeza de Milaepa, él quería beneficiar tanto a nivel relativo como último incluso a quienes le dañaban.