Enseñanza de primavera, Arya Kshema: Elogios autobiográficos de Mikyo Dorje – Día 12

15 de abril de 2022

Hay muchos ejemplos de asumir el sufrimiento de los demás, dijo el Karmapa en el día 12 de los versos autobiográficos de Mikyö Dorje. Aunque pensamos que todos están en el pasado, todavía hay grandes lamas en estos tiempos. Luego, Su Santidad describió en detalle el extraordinario ejemplo de los últimos días de Tenga Rinpoche y su inspiradora capacidad para practicar tonglen en las circunstancias más insoportables.

Tenga Rinpoche tenía una forma rara de diabetes. Si sufría un herida, esta no cicatrizaba y poco a poco la carne se podría. Cuando se cortó el pie, finalmente tuvieron que amputarlo. En el hospital se dio cuenta de que le estaban amputando el pie e hizo la práctica de tonglen (intercambiarse a sí mismo y con los demás). Normalmente escribía mucho. Cuando estaba en el Tíbet me escribía cartas a mano. Luego le amputaron el dedo índice y tuvo que sostener el bolígrafo entre el dedo medio y el pulgar, aun así siguió escribiendo.

Rinpoche vino al 900 aniversario del Karmapa en Bodhgaya. Estábamos recitando el Sadhana de Dusum Khyenpa Guru y él estaba escribiendo notas en el texto mientras recitaba. Tenía mucho aliento a pesar de que había perdido un dedo, un pie y tenía mal los ojos. Todavía estaba activo, y tenía la inspiración para hacerlo. Una persona común simplemente se deprimiría.

Cómo actuar cuando te faltan al respeto y te desprecian

Hay otro tipo de daño que proviene de sentir que se te ha faltado el respeto y se te ha mirado con desdén. Nos sentimos despreciados. A muchas personas no les gusta admitir que han sido despreciadas. Aún así, tales situaciones ocurren todo el tiempo en nuestra sociedad. Muchos sentimientos de tristeza, angustia, sufrimiento por la pérdida o ira provienen del pensamiento de que hemos sido menospreciados.

Por ejemplo, en nuestras vidas, podríamos pensar que nuestros padres trataron a nuestros otros hermanos mejor que a nosotros. Cuando estamos en el trabajo, sentimos que nuestra jefe presta más atención a otras compañeras de trabajo. En las relaciones amorosas pensamos que nuestra pareja no nos considera los más importantes. Cuando practicamos el Dharma, pensamos que el gurú trata mejor a otros estudiantes y los considera más importantes. Nos sentimos irrespetados o ignorados. En resumen, nuestras vidas están llenas de episodios en los que pensamos: “Nadie piensa bien de mí. Nadie me respeta”.

Cómo utilizamos las redes sociales para confirmar nuestra importancia

Hoy en día hay cada vez más gente que quiere ser conocida, ser el centro de atención y ser alabada como buena gente. Cuando miramos en Internet las redes sociales, la gente pone mucho empeño en ello. Desde una perspectiva, muestra que tienen un gran apego a el ser conocidos; desde otra, muestra que su idea de “yo existo” es cada vez más fuerte y buscan más atención.

Fundamentalmente, es una forma de conseguir que la gente te preste más atención, una forma de confirmar la idea de que “existo” y una forma de conseguir la aceptación de los demás. Por eso nos esforzamos en ello. A veces las personas no esperan que los demás les elogien, sino que piensan que es aceptable que les insulten, les señalen sus defectos o les critiquen. Lo que necesitan es pensar: “Me he dado cuenta. Más gente me presta atención. Me he convertido en alguien a quien mucha gente presta atención”. Mientras se hagan virales, son dignos. La notoriedad también les hace ser famoso.

Había una vez un hombre que quería lucirse y dar un espectáculo. Así que llevó un elefante pavoneándose y contoneándose por las calles. No era frecuente ver un elefante en aquella ciudad, así que mucha gente estaba ansiosa por ver el espectáculo y acudierón en masa, con el elefante detrás. De repente, un pequeño perro apso apareció de la nada. En cuanto vio al elefante, el perro dio un salto y pensó: ¿sería mejor morder al elefante, o chillar, o enfrentarse a él? Actuó como si pudiera luchar contra el elefante.

Un perro vagabundo le dijo al Apso: “Amigo mío, no te pongas en evidencia. ¿Cómo puedes derribar a un elefante? Espera y verás. Sus ladridos cesarán. El elefante sigue viniendo directamente hacia ti. Por mucho que ladres, el elefante ni siquiera te mira”. El Apso dijo: “¡Ahá! Conseguí lo que quería. Mira esto. Sin luchar en absoluto, me he convertido en el perro más valiente. Sólo esto hará que mañana sea un buen día. Ahora todos los perros dirán, ‘Ese Apso, es realmente algo. Miren lo fuerte que es. Incluso se atrevió a morder a un elefante’. ”

Así es como actuamos para llamar la atención. En lugar de avergonzarnos cuando los demás intentan castigarnos, pensamos que es algo de lo que podemos presumir. ¿Por qué actuamos así?  Se reduce a certificar que “existo”. Para conseguir la aceptación de los demás tenemos que creer que soy especial, porque en el fondo no tenemos realmente confianza en nosotros mismos. En el fondo pensamos ¿por qué he nacido? Pensamos que no hay una razón clara para que yo exista. Muchas personas no creen en sí mismas. Esto crea muchos problemas; la depresión es uno de ellas. Por ejemplo, muchas chicas jóvenes sienten que están demasiado gordas, así que dejan de comer y sufren anorexia; algunas incluso se suicidan. Todo viene de no creer en uno mismo, de no darse espacio y de no considerarse lo suficientemente importante.

A continuación, el Karmapa relató una historia real sobre Milarepa para ilustrar que las apariencias externas son engañosas y las opiniones de la gente mundana no son fiables.

Milarepa subsistía sólo comiendo ortigas y, con el paso de los años, su cuerpo se debilitó, a estar decaído y demacrado. Se puso tan verde que nadie podía mirarlo. Se esforzaba en su practica tanto por llegar al punto de ruptura, que la gente apenas podía creer que estuviera vivo. Cuando caminaba, se caía. Cuando la gente venía y veía a Milarepa en la cueva, creían haber visto un fantasma y salían corriendo. Milarepa dijo: “No tengáis miedo, soy humano”. Unos días después, un hombre mayor llamado Shendorma, le ofreció un poco de tsampa. Milarepa la añadió a su sopa de ortigas y su cuerpo se volvió muy saludable. Entonces cantó “La Canción de la Interdependencia”.

 En una fiesta de la cerveza, Shendorma difundió el mensaje del yogui Mila Töpaga (alegría de oír). ”Sería bueno para todos reunir las acumulaciones. Deberíamos de hacerle ofrendas”. Entre los invitados estaba la tía de Milarepa, quien se animó a llevar provisiones a su sobrino. La tía cogió un trozo de carne y un trozo de mantequilla y se fue, acompañada de un sirviente. Milarepa estaba tan absorto en su práctica que no podía ser interrumpido. Su tía se enfadó y dejó las provisiones en el suelo. Milarepa ni siquiera lo vio, y los zorros y los lobos se lo comieron.

Su tía le contó la historia a la hermana menor de Milarepa. Ella partió a ver a Milarepa. Cuando llegó allí, llamó a su hermano desde la entrada de la cueva. Cuando lo vio, se quedó tan sorprendida por el esqueleto que apenas pudo reconocerlo, pero cuando él dijo: “Entra”, reconoció su voz. Lo miró con atención. Todo el vello de su cuerpo era verde. Su nariz se había caído y sus ojos se habían hundido en sus cuencas. No tenía suficiente energía para hablar. Su cara y su lengua también se habían arrugado.  “No hay nadie en este mundo más miserable que nosotros, hermano y hermana”, dijo, desplomando la cabeza entre sus rodillas y sollozando profusamente.

Él la hizo cocinar algunas ortigas.  Ella dijo: “Necesitamos carne y grasa para las ortigas”, y él respondió: “Si hubiera carne y grasa en las ortigas, sería comida. Para la carne y la grasa, añade ortigas”. Sintiéndose triste, añadió ortigas tres veces y lo sirvió. Milarepa lo comió como si fuera delicioso. Aunque era una mendiga, le pareció repugnante. Derramó muchas más lágrimas y dijo: “Si los hermanos seguimos así, nunca viviremos como humanos. Deberías pedir limosnas”.

Su hermana fue a mendigar y en el camino vio a Bari Lotsawa enseñando el Dharma, rodeado de caballos, túnicas y sombrillas. “Un practicante del Dharma debería ser así. ¿Qué será de mi hermano cuyo Dharma no le permite vivir la vida?”. Siguió mendigando arriba y abajo del valle y reunió suficiente tela de trapos de lana de camas viejas, pelo de perro y lana de cabra para hacer una manta. Se la dio a Milarepa para que cubriera su cuerpo desnudo.

“Un practicante del Dharma debe ser como Bari Lotsawa. Nada saldrá de tu Dharma. Hazte unas ropas con esta tela y se un asistente de Lama Bari Lotsawa”, le dijo. Milarepa respondió cantando una canción sobre el abandono de las ocho preocupaciones mundanas, y ella dijo: “Sería bonito que fuera así, pero ¿lo es?”. Volvió a pedir limosna y regresó con un poco de tsampa y cerveza para ofrecer un ganachakra.

Cuan bueno o malo seamos no pueden decidirlo otros, concluyó el Karmapa. De los dos jueces somos el principal. No se trata de la opinión de los demás. La creencia en nosotros mismos proviene de la bodhicitta. Lo reconocemos, nos fijamos en nuestras propias intenciones. La forma en que la sociedad ve las cosas no es el verdadero Dharma. No tiene nada que ver con la ropa que llevamos o la comida que comemos.

Aquí está la canción que Milarepa compusó sobre el cumplimiento de sus deseos:

Suplico a mi señor gurú.
Bendice a este mendigo para que se quede en retiro en la montaña.

Si puedo morir en este retiro en la montaña, 

Mis alegrías desconocidas por mis enemigos 

Y las penas desconocidas por mi familia, 

El objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este retiro en la montaña, 

Mi frío desconocido por mi padre 

Y el hambre desconocida por mi madre,

El objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este retiro en la montaña, 

Mi envejecimiento desconocido por mis amigos 

Y la enfermedad desconocida por mi hermana, 

El objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este retiro en la montaña, 

Las hormigas chupando mi carne y mis tripas 

Los insectos comiendo mis músculos y tendones, 

El objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este refugio en la montaña, 

Mi muerte desconocida por cualquier persona 

Y el cadáver en descomposición no visto por los pájaros, 

El objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este refugio en la montaña, 

Sin rastro de humanos en mi puerta, 

Sin señal de sangre dentro, 

El objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este refugio en la montaña, 

sin portadores de féretros que lleven mi cuerpo, 

sin nadie que llore mi muerte, 

el objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Si puedo morir en este refugio de montaña, 

sin que nadie pregunte a dónde he ido 

y sin que nadie señale que he venido, 

el objetivo de este mendigo se cumplirá. 

Que la oración de este mendigo para morir 

En una cueva de un valle deshabitado

 Se haga por el bien de los que deambulan.

 

Sé tu propio juez

Desde la perspectiva de un practicante del Dharma, no podemos vivir sólo por la forma en que nos ven los demás. Nuestro propio nivel y lo hábiles que seamos no puede ser decidido simplemente por si la gente piensa que somos importantes o no, si nos prestan atención o no, o si nos aceptan o no. Como se dice en Los siete puntos del entrenamiento mental “De los dos jueces, mantén el principal”. Nuestra creencia en nosotros mismos, nuestra autoconfianza, debe provenir del verdadero Dharma y de nuestra práctica. En términos de un practicante del Dharma, el principal proyecto para esta vida es examinar cuidadosamente nuestras intenciones y acciones y ver si están de acuerdo con el Dharma o no. Mirar a los demás para ver si les gustamos no es lo principal. Esto es de crucial importancia”, subrayó el Karmapa.

 

Tomar la codicia como camino, o la vigésima buena acción

Desde tiempo sin principio, la vida y muerte en el samsara
han infligido intenso sufrimiento en mi mente y cuerpo.
Por ello, me esforcé continuamente en cuidar mi mente y cuerpo
para obtener el logro de la iluminación.
Pienso en esta como una de mis acciones virtuosas.

Por lo general, la mayoría de las personas han pasado por los tres reinos una y otra vez, experimentando todo tipo de sufrimiento. No han afrontado el hecho de que aquel sufrimiento insoportable del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte llegarán sin duda, pero siguen apreciando su propio cuerpo. Son incapaces de cortar las ataduras de la comida y la ropa y el ansia por el placer. Incluso cuando practican el Dharma, dicen que no hay que destruir el cuerpo y se ocupan sólo de obtener comida y ropa.

Mikyö Dorje era fácil de servir en todos los aspectos: ropa, comida o refugio. Era más fácil de seguir que otros gurús, por lo que personificaba la enseñanza: “Un amigo espiritual debe ser fácil de alimentar y llenar”. En particular, le parecía bien cualquier comida que se le sirvieran. Sin tener en cuenta si el patrocinador era una persona alta o baja de rango o si la habían cocinado de manera buena o no. Cuando aparecía algún alimento extraño que nunca había visto, lo miraba y lo tomaba en sus manos, como un bebé que toma el pan. Por lo general, comía muy mal. En cualquier caso, nunca aceptaba o rechazaba la comida porque fuera buena o mala.

De hecho, su rostro estaba lleno y su complexión era buena. Tenía un aspecto saludable. Incluso si no tomaba té durante todo un día, su salud no se veía afectada. Nunca se le veía acostado durante el día. En cuanto a la ropa, aparte de no llevar trapos, se ponía cualquier cosa. A veces se ponía una túnica exterior de algodón, zen de lana y cualquier sombrero viejo. Mantenía las ofrendas durante un corto periodo de tiempo para mostrar respeto por la fe de los devotos, pero no tenía ningún apego ni ansia. Animaba a los que buscaban la liberación a cortar con el apego al cuerpo, a la comida y a la ropa. Se sentía verdaderamente complacido por las personas que carecían de ansias por los placeres sensoriales, pisoteaban las ocho preocupaciones y renunciaban a esta vida.

A los Karmapas nunca les faltó riqueza porque habían recibido ofrendas de los emperadores de Mongolia, China y Tíbet. Pero a Mikyo Dorje no le interesaban en absoluto los placeres sensoriales de la riqueza.

Para concluir, Su Santidad Karmapa anunció tres días de recitación de oraciones. 

Está la guerra en Ucrania, que aún continúa. Esta guerra podría llegar a una guerra aún mayor. No es imposible. Recientemente, también hubo un avión que se estrelló en el Tíbet. [El vuelo MU5735 de Kunming a Guangzhou] Fue un accidente muy inusual. De repente, el avión cayó del cielo y todo el mundo se hizo pedazos. Por la pacificación de la guerra y por todas las personas que han fallecido, rezaremos oraciones. Sería bueno hacer la puja de Amitabha.

Más tarde, la puja se cambió por el Ritual Akshobhya, que se celebraría durante tres días inmediatamente después de que concluyeran las enseñanzas.